sábado, 9 de febrero de 2013

Capítulo 10

Veo como se aleja. ¿Pero porque no se detiene? ¿Porque no hace caso a mis gritos? ¿A mis palabras? ¿A mis sentimientos?

Mi cabeza decide ir detrás de ella, pero mi corazón dice que no la presione, que necesita su tiempo.

Pero es que no sé que hacer. Necesito volver a estar con ella, a sentirla conmigo.

¿Porque nos pasa esto a nosotros? ¿Que hicimos mal? Estábamos tan  bien juntos y llegó aquel maldito viaje que hizo que nos separásemos...

'Justin, olvídate de eso' grita mi subconsciente. ¿Cómo quieres que me olvide de la chica a la que amo? De que por mi estúpida culpa, pensó que no la quería y me había olvidado de ella cuando las cosas no eran así. Debí haberme quedado con ella y no cojer ese avión e irme con mi madre...

Mis piernas empiezan a caminar, siguiendo unas huellas que no sé de quien son. Me llevan a un parque algo grande, lleno de nieve, que la verdad no me había dado cuenta de que estaba nevando.
A lo lejos veo a una chica sentada en un columpio, con la cabeza mirando al suelo y llena de nieve por encima. Su pelo cae sobre su hombro. Al instante me viene su imagen y decido acercarme a ella, pero no por delante, que sino me ve, si no por detrás.

Recuerdo como le encantaba que me acercara por detrás y le susurrara cosas en el oído. Era una de sus debilidades, y me encantaba.

Rodeo el columpio, respiro hondo y coloco mis brazos por su cintura y me acerco a su oído suspirando.

-Hermosa, ¿porque no dejas que hable contigo? Cada vez que lo intento, sales corriendo-susurro.

Siento como se estremece. Sonrío. Abrazo su cintura y la pego ami. Suspira agachando la cabeza y rápidamente la levanta mirando al frente. Coje mis manos. Las suyas tiemblan. ¿Porque? No lo sé.

-Justin...yo...-se levanta del columpio y siento que lo va a volver ha hacer, va  a salir corriendo, como siempre.
-Sh...no digas nada, solo deja que nuestro amor, continúe-la giro haciendo que me mire.

En su mirada noto que está nerviosa, pero también veo su dulzura y pasión. Subo una de mis manos heladas a su cara. Pone mala cara al notarlo y la baja hasta su cuello, que tiene puesta una bufanda blanca.
Muerdo mi labio levemente y me acerco a ella. Quiero sentirla y lo siento, no lo aguanto más. No puedo encontrármela por la calle y no poder gritarle al mundo que la amo. No puedo.
Cierro los ojos cuando nuestros labios están por rozarse.

-Justin...yo...no puedo-suspira cerrando los ojos.
-Sh...-acaricio su mejilla. Siento su respiración en mis labios. Siento un roce que me pone la carne de gallina y me excita.

Pero una voz hace que me detenga. Esa frase se repite en mi cabeza. '¿Qué está pasando aquí?' Los 2, nos quedamos paralizados, sin saber que hacer, ni que decir...

Era él. Su novio. Era Marcos.

sábado, 2 de febrero de 2013

Capitulo 9

El día en casa me agobia, mi mente no se calla, me empieza a doler la cabeza, no se que hacer. Necesito aire. Necesito salir de aquí y despejarme.

Me levanto del sillón y y cojo mi abrigo y salgo de aquella casa que me encierra.

No sé a donde ir, mis pies se mueven sin tener un rumbo fijo.

Empieza a nevar, veo como cada copo de nieve va cayendo del cielo y acaba en el suelo, derritiéndose. Alzo la cabeza y voy andando así, despistada por las calles, hasta que de repente alguien se choca conmigo, caigo al suelo y esa persona cae encima mía. Observo quien es.

Es él.

Se levanta rápidamente y se disculpa una primera y luego una segunda vez, me callo, no contesto, no le digo ninguna palabra, no sé que decir, es como si mis cuerdas vocales no quisieran funcionar.

Me doy media vuelta y echo a correr.

-¡Espera! ¡No te vayas! -Logro escucharle decir desde lo lejos.

Pero nada, sigo corriendo, alejándome cada vez más de él.

Quiero desaparecer, no volvérmelo a encontrar. No quiero volver a revivir todos aquellos sentimientos que muy en el fondo sé que siguen ahí.

Creo que me he alejado lo suficiente, estoy en un parque, un parque que no reconozco.

Observo los juegos dispersados por la longitud del espacio, me siento en el columpio y empiezo a moverme hacia delante y hacia atrás, cada vez más alto, cierro los ojos y dejo que el aire se choque contra mi y la nieve caiga encima mía.

Ahora mismo me siento como si nada existiera, como si nada de lo que ha sucedido haya pasado nunca, como si yo pudiera decidir todo. Siento que puedo parar mi tiempo y hacer con él lo que yo quiera, como si quiero pararlo para siempre o utilizarlo para pensar, porque cuando quiera puedo reiniciarlo y todo volverá a su curso, y yo sabré lo que tengo que hacer.

Pero no, porque pase lo que pase, el tiempo no va a cesar y voy a seguir igual, en la misma posición, pensado en lo mismo, esperando algo que jamás va a suceder, seguiré como siempre solo que más vieja y cansada de todo.

Porque las cosas cambian, los amigos se van y la vida no se detiene por nadie.

Porque la vida avanza a toda hostia sin esperar a nadie, porque la vida va tan deprisa que si no te enganchas a ella, desaparece en la mitad de un segundo, delante de tus ojos, mostrándote todo lo que te perdiste, lo que nunca tendrás, mostrándote aquello que deseabas y que ya jamás podrás conseguir.

Y es lo que acaba de suceder, la vida a avanzado, no he podido seguirla y me he quedado aquí, en un punto que es intermedio entre el punto de partida y el punto final, porque no sé que hacer con vida. 

Ella me enseñó lo que podría tener, la vida perfecta junto con Justin, esperándole, pero en vez de eso decidí irme, dejándole solo, intentandole olvidar, siendo así un hecho muy fallido. Decidí echarle todas las culpas a él, porque era lo más sencillo, sin darme cuenta que la única culpable era yo, todo lo que pasó fue por mi orgullo, porque se retrasó unos meses más de los que me dijo. Porque creía que se había olvidado de mí y que nunca regresaría.

Una estupidez por mi parte.

Y ahora me encuentro aquí, en un parque, montada en un columpio, sola, imaginándome que puedo volver y que puedo detener el tiempo y hacer lo que yo quiera, cuando sé que eso nunca podría llegar a pasar.

Y es entonces cuando me doy cuenta de todo, mis ojos se abre de par en par y paro el columpio bruscamente. 

Estoy haciendo lo mismo que sentí que me hacían a mí.

Estoy utilizando a una persona para que sufra lo que yo sufrí.

No puedo dejar que eso siga así. Esto tiene que parar.

Tengo que hacerme dueña de mi vida y atrapar aquello que me mostró hace un tiempo.

Porque sí.

Ese es mi destino. O más bien eso es lo que yo quiero para mí.

Solo falta que mi orgullo deje que haga todo esto.